Brasil sumó este Viernes Santo cerca de 3.000 muertes y más de 70.000 casos por covid-19 en las últimas 24 horas, tras cerrar el mes de marzo más mortífero desde el comienzo de la pandemia.
Según el último boletín del Ministerio de Salud, el país sudamericano, el más azotado por la pandemia en la actualidad, contabilizó un total de 2.922 decesos y 70.238 contagios en las últimas 24 horas.
De esa forma, Brasil, una nación con 210 millones de habitantes, registra ya un total de 328.206 muertes por covid-19 y 12.910.082 casos desde el inicio de la crisis sanitaria, hace poco más de un año.
El gigante latinoamericano atraviesa la peor fase de la pandemia y en la última semana ha registrado varios récord de muertes y contagios, en momentos en los que los hospitales de gran parte del país se encuentran en colapso o al borde de él, entre ellos los de Sao Paulo.
Según datos a los que tuvo acceso el portal de noticias G1, al menos 11 personas murieron en el último día en la región metropolitana de San Pablo por falta de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Los hospitales continúan al límite pese a las medidas de restricción impuestas por la Alcaldía para frenar la circulación de personas y aliviar la presión del sistema sanitario y funerario en San Pablo.
Desde hace una semana, en la capital paulista y en muchas de las ciudades del estado se ha prohibido el funcionamiento de las actividades consideradas no esenciales y rige un toque de queda nocturno, medidas no siempre respetadas por toda la sociedad.
El estado de San Pablo, el más poblado del país con 46 millones de habitantes y el más azotado por la pandemia en la actualidad, superó el sábado la marca de los 2,5 millones de casos de covid-19, tras contabilizar 16.762 infecciones en las últimas 24 horas.
San Pablo también acumula 76.552 muertes, de la cuales 818 fueron registradas en el último día, tras haber alcanzado esta semana la trágica marca de 1.209 decesos diarios por coronavirus.
Por su parte, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó el jueves que si decide aplicarse la vacuna contra el covid-19 será el “último brasileño” en hacerlo, porque es su deber “dar ejemplo” y ponerse en el último lugar de la fila.
“Ya tuve coronavirus. Después de que el último brasileño sea vacunado y si estuviese sobrando una vacuna, yo voy a decidir si me vacuno o no, ese es el ejemplo que un jefe tiene que dar. Igual que en el cuartel donde el comandante es el último en la fila”, declaró Bolsonaro en su transmisión semanal en vivo a través de Facebook.
El mandatario, uno de los gobernantes más escépticos frente a la gravedad de la pandemia, siempre se opuso a la obligatoriedad de la vacuna, como pretendía establecer un sector del Congreso y la Suprema Corte, y fue un acérrimo crítico de algunos inmunizantes que al final terminó comprando por falta de oferta.
Bolsonaro celebró la aprobación por parte de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, regulador) del uso en carácter de emergencia de la vacuna del laboratorio belga Janssen, brazo europeo de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson y reiteró la meta de conseguir vacunar a un millón de personas por día en abril.
Brasil, el segundo país en números absolutos más afectado por la covid-19, con más de 328.000 muertes y 12,9 millones de casos confirmados en trece meses, con récord diarios de fallecidos y contagios en los últimos días, ha distribuido 34 millones de dosis y aplicado 18 millones, según números dados por el propio Bolsonaro.