Una adolescente quien se encontraba conviviendo con su padre fue víctima de maltrato. Ante ello, se otorgó la convivencia a la madre, quien también fue denunciada por el mismo hecho. Posteriormente, quedó al cuidado de la abuela materna y luego de una tía. A pesar del largo transitar, por distintas circunstancias familiares, la misma debió ser institucionalizada a los 16 años, como medida de protección, con intervención de la defensora pública de Salto del Guairá, María Magdalena Brítez.
La misma realizaba visitas periódicas a la entidad y en una de ellas, la adolescente le manifestó su deseo de vivir con una tía, quien se encontraba viviendo en el lejano continente africano y no se contaba con ningún dato de contacto. Luego de un intenso trabajo, se logró contactar la tía, quien manifestó su deseo de hacerse cargo del cuidado de su sobrina y regresar al país en marzo de 2020. La dificultad pasó a ser la pandemia y las limitaciones de traslado.
En ese periodo, se inició el mantenimiento del vínculo entre la adolescente y su tía, por medios telemáticos, con muchas expectativas y cariño entre ambas. También la trabajadora social de la Defensoría realizó la evaluación socioambiental respectiva. Finalmente, luego de una serie de gestiones, se logró el encuentro entre ambas.
La tía pudo regresar en un vuelo humanitario y el equipo de la Defensoría Pública se ocupó de trasladar y acompañar a la adolescente hasta su nuevo hogar y con ello garantizar el derecho a vivir en familia.