Lula asume en Brasil y debe enfrentarse al “bolsonarismo radical” en su regreso a la presidencia

Dos décadas después de convertirse en el primer presidente de origen obrero de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (77) reasumió el cargo con una serie de problemas urgentes a solucionar aún mayores que en aquel momento, según expertos.

El mandatario saliente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, optó por viajar a Estados Unidos y evitar pasarle en persona la banda presidencial a su sucesor de izquierda, en medio de una fuerte polarización política, tensión e inquietud por eventuales hechos de violencia.

Este escenario contrasta como el día y la noche con el que había 20 años atrás, cuando el entonces presidente, Fernando Henrique Cardoso, le pasó el mando a su opositor Lula entre sonrisas, abrazos y un clima de tranquilidad democrática.

A los 77 años de edad, ahora Lula enfrenta en el gobierno del mayor país de América Latina dificultades que el politólogo brasileño Maurício Santoro considera comparables a «bombas de tiempo» como el “bolsonarismo radical”

Desde que Lula fue electo a fines de octubre, seguidores de Bolsonaro se opusieron a su retorno al poder por distintos métodos, incluidos bloqueos de carreteras y campamentos frente a cuarteles para pedir una intervención de las Fuerzas Armadas.

Muchos de ellos sostienen sin pruebas que hubo fraude en las elecciones. El propio Bolsonaro ha evitado reconocer de forma explícita el triunfo de Lula y se recluyó en la residencia presidencial tras su derrota, aunque autorizó a su gobierno a realizar la transición.

Bolsonaristas con camisetas y banderas de Brasil en campamento frente al Comando Militar del Sudeste, en São Paulo. Seguidores de Bolsonaro se concentraron frente a sedes militares desde la elección de Lula.

La alarma por los bolsonaristas radicales creció después que uno de ellos fuera arrestado el fin de semana pasado, presuntamente por intentar estallar un artefacto explosivo en Brasilia para crear caos antes del cambio de gobierno.

Esto llevó a reforzar la seguridad para la asunción de Lula, quien, según analistas, tendrá una

El Partido Liberal de Bolsonaro tendrá además la mayor bancada de diputados (99 de los 513 escaños) en el nuevo Congreso brasileño, considerado el más conservador desde que el país recuperó la democracia hace más de tres décadas: la derecha en su conjunto llenará la mitad de la cámara.

Lula y su Partido de los Trabajadores (PT) buscarán mayorías con el resto de la izquierda y el centro en un Congreso fragmentado. Además Lula debe revertir la influencia política que hubo dentro de las fuerzas de seguridad brasileñas bajo el gobierno de Bolsonaro, un excapitán del Ejército, apunta Santoro.

«En los últimos años en Brasil tanto militares como policías estuvieron involucrados en cuestiones de política partidaria con una radicalización ideológica muy preocupante y no será fácil cambiar esto», dice. «El riesgo es que esta politización se convierta también en una amenaza para la democracia» Fuente BBC.