Autoridades de los tres poderes del Estado firmaron un documento que marca el inicio de una verdadera estrategia de lucha contra la corrupción, a fin de instalarlo en el centro de la agenda de la política pública.
Este jueves se realizó en Palacio de Gobierno la firma de la estrategia nacional de combate a la corrupción, documento que fue rubricado por el presidente y vicepresidente de la República, Santiago Peña y Pedro Alliana, respectivamente, así como por el titular del Congreso Nacional, Silvio Ovelar, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, César Diesel, el fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre y el contralor general de la República, Camilo Benítez.
“Hoy presentamos esta estrategia de combate a la corrupción, fruto de una confluencia de voces de las autoridades de todos los poderes del Estado con más de 68 páginas de proyectos y programas para enfrentar este enorme desafío”, refirió el presidente Peña.
Explicó que la iniciativa busca crear un espacio de consenso para convertirse en una hoja de ruta con tareas, compromisos y objetivos medibles, que involucre e interpele a la sociedad para su ejecución y control, de ese modo construir una mejor política pública.
“La idea es establecer una verdadera estrategia contra la corrupción que erija de un diálogo entre instituciones y la ciudadanía para que podamos crear entre todos los paraguayos una gran política pública que decisivamente instale a la lucha contra la corrupción en el centro de la agenda de la política pública”, alegó.
Sobre el punto, manifestó que su anhelo es que dicho documento marque el inicio de un proceso de profunda transformación nacional y que un futuro se pueda mirar hacia atrás e identificar este momento como un hito que le permitió al Paraguay convertirse en un país libre, soberano y justo.
En otro momento, el gobernante admitió que existen tremendas dificultades que se enfrentan todos los días pero eso según dijo, no puede llevarnos a la resignación y a entregarnos, sino por el contrario a soñar con un Paraguay nuevo y renacido.
En ese sentido, destacó la necesidad de cambiar la realidad y llevar a la nación al destino de grandeza y sobre todo, hacer frente a personas que usurpen los bienes públicos.
Asimismo dijo que un país no puede renacer sin enfrentar a la corrupción pública, flagelo que azota a los pueblos.
“La corrupción es un mal endémico y perverso, perjudica a todos los sectores, principalmente a los más vulnerables, de ahí la importancia de dialogar y debatir sobre ella”, indicó.
Es una enfermedad que corroe el tejido social pero cuyas víctimas primeras son los más desprotegidos, a los que el Estado debe cuidar por sobre todo. Consciente de ello mi gobierno ha decidido enmarcarse en una lucha frontal contra la corrupción al invitarse a los demás poderes del Estado a sumarse a esta titánica tarea en un esfuerzo común y conjunto, agregó.
Al respecto, el presidente dijo que todas las autoridades coinciden en que la corrupción es un flagelo que requiere de una ecuación del Estado de forma coordinada, multidisciplinaria y trasversal para poder desterrarla de sus instituciones.
Ese futuro mejor debe tener como enemigo declarado a la corrupción. Al respecto, reconoció que el Paraguay ha hecho avances importantes en la materia en los últimos años, sin embargo sostuvo que no son suficientes, atendiendo a que la ciudadanía espera y merece mucho más.
Señaló que no son suficientes los esfuerzos del Estado de manera aislada y en ese contexto, mencionó que una verdadera lucha contra la corrupción requiere de una acción colectiva en la que participen todos los estamentos de la sociedad.
En esa misma línea, el gobernante alegó finalmente que resulta imperioso el establecimiento de una política pública que sistematice y coordine el combate a la corrupción e incluya a todas las ramas del poder estatal, a los medios de prensa, al sector académico y a toda la sociedad civil. Fuente: Ip