La brutal muerte de Melania Monserrath, una niña de 11 años hallada sin vida en el distrito de Fulgencio Yegros, Caazapá, ha desatado una ola de indignación y un intenso debate entre legisladores de la Cámara de Diputados. El principal sospechoso es Marcelo Giménez, tío de la menor, quien ya había sido condenado por abuso sexual contra la misma niña en 2022, recuperó su libertad en mayo pasado, jurando venganza contra la familia, lo que finalmente cumplió.
En este contexto de conmoción, la diputada liberal Dalia Estigarribia propuso el inicio de un debate sobre la castración química para asesinos y pedófilos, argumentando que «estos asesinos, estos enfermos, estos pedófilos no tienen cura» y que las estadísticas y la medicina indican que vuelven a reincidir. Estigarribia fue contundente al denunciar lo que considera una «negligencia estatal» que «condenó a nuestra niña» al permitir que el agresor viviera a solo 200 metros de la víctima, a pesar de sus antecedentes.
La legisladora expresó «rabia, impotencia y vergüenza» por la falla del Estado en garantizar la protección de la menor. Cuestionó la falta de justicia que permitió que la niña y su familia vivieran en zozobra, y criticó la burocracia que impide la implementación de tobilleras electrónicas en casos como este.
El crimen de Melania Monserrath ha puesto de manifiesto las profundas deficiencias en el sistema de protección a la infancia y la necesidad de medidas urgentes para evitar futuras tragedias.