A más de un año y medio del inicio de la pandemia, solo el 14,7% de la humanidad ya accedió al esquema completo de vacunación. Infobae se propuso ahondar alrededor de los mitos y en la desinformación que alejan a las personas del inoculante contra el coronavirus,
Mientras que durante la primera ola de la pandemia por coronavirus, la carrera la protagonizó la ciencia en busca de una vacuna segura y efectiva para prevenir la enfermedad, en la actualidad el desafío es de los países por inmunizar a la mayor cantidad de población, frente al avance de las nuevas variantes.
El objetivo es siempre el mismo: ganarle la batalla al SARS-CoV-2 para recuperar la “normalidad” que el virus le quitó al planeta y finalmente dar por terminada la pandemia que tiene al mundo en vilo desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró en marzo de 2020.
En los Estados Unidos, debido a la variante Delta altamente contagiosa, algunos Estados están experimentando el mayor número de hospitalizaciones por coronavirus desde que comenzó la pandemia. Los que claramente presentan mayor riesgo: las personas no vacunadas.
La doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), dijo a mediados de julio que más del 97% de las personas que habían sido hospitalizadas por COVID-19 no estaban vacunadas. Algunas personas vacunadas se han enfermado, pero las enfermedades graves son raras en ese grupo, otra indicación de que las vacunas contra el coronavirus son seguras y efectivas.
“La efectividad de las vacunas se mide en tres niveles: la primera es la efectividad de la vacuna para prevenir la infección sintomática o asintomática; la segunda para prevenir la enfermedad grave y la tercera para prevenir la muerte. Si bien es cierto que recientes datos indican que la efectividad es menor para prevenir la infección por la variante Delta, la efectividad para prevenir la enfermedad grave y la muerte son muy altas”, aseveró el médico oncólogo Elmer Huerta, experto de la Universidad George Washington y ex presidente de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, en el podcast Coronavirus: realidad vs ficción, por CNN.
Aproximadamente la mitad de los estadounidenses están completamente vacunados contra COVID-19, pero persisten las dudas sobre la vacuna. Aproximadamente el 14% de los estadounidenses dicen que no se vacunarán, según la Kaiser Family Foundation. El 10% dice que esperará y verá cómo funcionan las vacunas para los demás, y el 3% dice que se vacunará solo si es necesario.
Hay muchas razones por las que algunos pueden dudar en recibir la vacuna, algunas de las cuales se basan en información falsa o engañosa. Recientemente, el periódico estadounidense USA TODAY separó en una edición especial los hechos científicos de las llamadas fake news que circulan sobre las vacunas contra el coronavirus. Aquí, seis de los conceptos erróneos más persistentes que circulan en línea.
1. Las vacunas no son seguras porque se desarrollaron rápidamente
A esto le falta contexto. Los científicos se concentraron en las proteínas de pico de los coronavirus hace 20 años cuando buscaban una posible vacuna para el síndrome respiratorio agudo severo (SARS). La investigación de la vacuna COVID-19 se aceleró gracias a la tecnología actualizada, así como a la decisión de lanzar la producción a escala comercial antes de que las distintas reguladoras, como la más importante la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), autorizaran las vacunas para uso de emergencia.
2. Miles de personas han muerto a causa de las vacunas
Falso. No se han verificado muertes notificadas en el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés), una base de datos que mantienen y estudian las agencias federales de salud pública. Cualquiera, desde médicos y enfermeras hasta padres y pacientes, puede enviar sospechas de efectos secundarios de la vacuna al VAERS. Este amplio acceso ha llevado a entradas inventadas, y los expertos federales que investigan los informes no han encontrado ninguna prueba de muertes generalizadas o efectos secundarios graves causados por las vacunas.
3. Las vacunas son experimentales y no se probaron a fondo
Falso. Las vacunas contra el coronavirus autorizadas para uso de emergencia se sometieron a ensayos clínicos en los que participaron decenas de miles de personas. Las vacunas también han sido objeto de estudios revisados por pares. Toda esa investigación ha encontrado que las vacunas son seguras y efectivas para prevenir casos graves y la muerte por COVID-19.
4. La inmunidad natural es siempre más fuerte que las vacunas
La inmunidad natural tiende a durar más que la inmunidad adquirida por la vacunación, pero depende del patógeno. La vacuna contra el tétanos, por ejemplo, proporciona una inmunidad más fuerte que la propia enfermedad. Las investigaciones indican que las vacunas COVID-19 brindan una protección más consistente y segura que enfermarse.
5. Las vacunas no son seguras para las mujeres embarazadas
Los ensayos clínicos para las vacunas contra el coronavirus no incluyeron mujeres embarazadas, pero su exclusión no fue atípica. La investigación preliminar realizada desde los ensayos no ha encontrado problemas de seguridad asociados con las mujeres embarazadas que reciben las vacunas, aunque los expertos dicen que se necesitan más estudios. Dado que las vacunas contra el coronavirus no contienen virus vivos, no se cree que representen un riesgo para un feto en crecimiento. Se ha recomendado que las mujeres embarazadas se vacunen contra COVID-19, ya que tienen un mayor riesgo de contraer enfermedades graves.
6. Las vacunas cambian tu ADN
Falso. Las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna utilizan tecnología de ARN mensajero (ARNm) que le enseña al cuerpo cómo crear proteínas de pico de coronavirus, provocando una respuesta inmune. Debido a que el código del ARNm sintético no es el mismo que el ADN que se encuentra en las células humanas, no se puede combinar para alterar los genes de alguien. El ARNm se degrada poco después de la vacunación y no permanece en el cuerpo.
A pesar de todo lo que se habla de “infecciones posvacunación”, solo una pequeña proporción de los que están vacunados contra el COVID-19 contraen el virus. Un número menor se enferma y necesita ir al hospital. Un número aún menor muere. Entonces, recibir las vacunas, aunque no ofrece una garantía del 100% de supervivencia ofrece una protección muy importante.
Fuente: Infobae.com