Los expertos anticipan un rebrote menor al esperado para el cierre de 2021 y principios de 2022, y adelantaron que la zona euro vivirá una “desaceleración”
El repunte de contagios por COVID-19 en varios países europeos y las restricciones asociadas para combatirlos suponen un nuevo jarro de agua fría para la recuperación económica, y varios indicadores ya anticipan un rebote sensiblemente más tenue de lo esperado para el cierre de 2021 y principios de 2022.
Organismos internacionales, firmas de análisis y expertos ya advierten de que el resurgimiento de la crisis sanitaria -junto a las presiones inflacionistas y los problemas en la cadena de suministro- “empañarán” el crecimiento de la Unión Europea (UE) y, por ende, el de España.
”El tema de las restricciones por rebrotes se centra en países donde los porcentajes de vacunados no son tan altos como España, y se suman a los cuellos de botella y las tensiones inflacionistas que venimos viendo desde hace meses”, explica en declaraciones a EFE el director de Coyuntura y Análisis Internacional de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), Raymond Torres.
En su opinión, la crisis sanitaria tendrá un impacto limitado, ya que ahora la actividad económica es más “resiliente” ante las restricciones gracias a que el aparato productivo “se ha adaptado” a confinamientos y demás medidas y no será necesario cerrar al cien por cien.
Más incertidumbre le genera la presión inflacionista y los problemas en los suministros, ya que en estos últimos influyen factores geopolíticos, como la posición de Rusia respecto a su producción de gas y sus exportaciones.
Esta semana la consultora Markit hizo público su indicador Flash PMI, que alerta de que la pandemia amenaza con ralentizar la mejora de la economía y “eclipsar” la aceleración de la actividad empresarial de la zona euro en noviembre.
Los autores de este indicador adelantado -elaborado sobre encuestas a directores de compra y muy tenido en cuenta por parte de los inversores- inciden en que la zona euro vivirá una “desaceleración” y registrará “un crecimiento más lento en el cuarto trimestre” de lo esperado.
Otra señal negativa es el nivel de confianza de los consumidores de la UE, que bajó 2,1 puntos en noviembre respecto a octubre, según el indicador adelantado de la Comisión Europea.
De esta forma, se situó en 8,2 puntos negativos, por debajo de los niveles prepandemia.
España, afectada por el turismo y las exportaciones
Las turbulencias también se notarán en España, aunque sea de forma indirecta: “El turismo iba rebotando poco a poco y las exportaciones están en cifras récord, pero por ejemplo Alemania está afectada -por la COVID-19- y es un mercado emisor de turistas” y clave en las ventas al exterior, destaca Torres.
”Estoy del lado de los ‘no eufóricos’”, resume el director del Centro de Políticas Económicas de Esade, Toni Roldán, quien asegura que en un mundo tan interconectado como el actual, las “perturbaciones” asociadas a la pandemia continuarán afectando a la economía hasta que los niveles de vacunación contra la covid-19 no sean más altos a escala global.
Roldán señala el coronavirus como el principal riesgo a estas alturas, incluso por delante de la inflación, e incide en que ya existen cifras y datos que hacen ser menos optimistas.
En el caso de España, recuerda que la recuperación del turismo y el tirón de las exportaciones son fundamentales para el crecimiento, dos variables que previsiblemente se verán afectadas “si algunas de las grandes economías europeas tienen problemas vinculados con los bajos índices de vacunación”.
”Se habla mucho de volver a los felices años 20 (en alusión a ese período del siglo pasado), pero aunque se ve que el consumidor tiene ganas de gastar y ha ahorrado, eso no es suficiente, muchos riesgos evolucionan al alza”, defiende.
El economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, no encuentra de momento “síntomas de desaceleración”, aunque sí admite que gana cada vez más peso la “percepción” de que el repunte de los contagios y el regreso de algunas restricciones penalizarán el rumbo económico.
”Si volvemos a una economía de confinamiento regresaremos a una concentración del gasto en bienes, lo que aumentaría todavía más las presiones inflacionistas, en detrimento del gasto en servicios. Y eso puede ser particularmente negativo para España, cuya economía está excesivamente expuesta al sector servicios”, argumenta.
Cardoso considera relevante que España consiga “adelantar” la ejecución de los fondos europeos Next Generation, ya que con ello “reduciría la probabilidad de una ralentización”.
Otro foco de atención para los especialistas se sitúa en el Banco Central Europeo (BCE) y su próxima reunión, ya que sus decisiones en política monetaria -y sobre el programa de compras de emergencia frente a la pandemia- se antojan fundamentales para contrarrestar el impacto de los rebrotes por covid-19.
Fuente: Infobae.com