EL dramático escenario, con más de 1.000 víctimas fatales por día, muestra las dificultades para corregir el rumbo después de los mensajes confusos e intermitentes del gobierno de Vladimir Putin sobre el virus. Este domingo se alcanzó un nuevo máximo de contagios
Una revisión médica rutinaria a mediados de septiembre casi le cuesta la vida a Alexander Ivanov. La clínica estaba repleta de gente, casi nadie llevaba mascarilla. “O distanciamiento”, dijo, algo habitual en los espacios públicos rusos y en los transportes. “Incluso le dije a algunas personas que debían llevar mascarillas, pero a la gente no le importó”.
Tres días después cayó enfermo por el coronavirus y acabó en cuidados intensivos en Ekaterimburgo, en la región rusa de los Urales. Este residente de 47 años -que no estaba vacunado- vio morir a otros pacientes, pensando que él sería el siguiente.
La catastrófica “cuarta ola” de Rusia es una historia de advertencia para una campaña de vacunación fallida, que muestra las dificultades para corregir el rumbo después de los mensajes confusos e intermitentes del gobierno sobre el covid-19.
Este domingo, Rusia registró un nuevo récord de contagios, con 40.993 nuevos positivos, y reportó otras 1.158 muertes.
Las medidas rusas contra la pandemia comenzaron con un estricto bloqueo a principios de 2020 y se redujeron antes de la crucial votación de julio de 2020 sobre los cambios constitucionales. Este verano, Moscú introdujo códigos QR para probar el estado de la vacuna para entrar en bares, restaurantes y cafés, pero la impopular medida fue abandonada después de unas semanas.
Algunos analistas afirman que la desconfianza de los rusos hacia las autoridades y su escepticismo hacia los médicos -que se remonta a la época soviética- ayudan a explicar la reticencia del país a las vacunas. Otros culpan a los activistas antivacunas y a la desinformación rampante en las redes sociales.
Pero el resultado deja a Rusia como un punto caliente de la pandemia, mientras que los países con mayores tasas de vacunación están levantando las restricciones.
Casi a diario se marca un sombrío récord de muertes en Rusia: más de 1.100 al día, según las cifras oficiales. Muchos analistas independientes afirman que esta cifra sigue siendo insuficiente. Los hospitales tienen problemas y los propietarios de pequeñas empresas están enfadados por la reimposición de las restricciones, incluido el cierre parcial a partir del jueves.
Mientras las autoridades restaban importancia a la crisis antes de las elecciones parlamentarias de septiembre, la tasa de vacunación de Rusia se situaba entre las más bajas del mundo. En las últimas semanas, las autoridades han intensificado las advertencias sobre el coronavirus y la necesidad de vacunas.
El Ministerio de Sanidad de Rusia dice que ha vacunado a 8 millones de rusos desde el 14 de octubre, lo que eleva el total actual a 50,9 millones, es decir, alrededor del 35% de la población. Esta cifra se compara con el 74% de Canadá, el 72% de Japón, el 68% de Francia, el 67% de Gran Bretaña, el 66% de Alemania y el 57% de Estados Unidos, según el Global Change Data Lab, con sede en Gran Bretaña.
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