Alberto Martínez Simón, nuevo ministro de la Corte Suprema de Justicia señaló que los escraches ciudadanos ayudan de alguna manera a los jueces a lograr independencia a la hora de emitir sus fallos. Indicó además que la clase política empieza a entender que no puede someter ni inmiscuirse en la gestión del Poder Judicial como lo vino haciendo por mucho tiempo.
Destacó que la Corte Suprema debe estar en vinculación con los demás Poderes del Estado. Dijo que la revisión del perfil de los magistrados nombrados es clave a la hora de evitar esa injerencia política. «El juez debe tener el carácter necesario para no dar facilidad ante cualquier sugerencia», manifestó a Radio 1000.
Por otro lado, reconoció la existencia de una importante mora judicial, y resaltó que justamente lo que más le molesta a la ciudadanía es la duración del proceso por lo que se abocará en combatir contra el empleo de constantes chicanas.